Los objetivos, las metas, los sueños y los proyectos son elementos que definen la marca personal, tiene una proyección en el largo plazo, nos identifican y nos distinguen de los demás.
La marca personal empieza en los sentimientos y en nuestra manera de proceder, lo que nos permite dejar huella en otros. Nuestros valores, nuestras prioridades, etc.
Sin embargo se trata de un proceso de constante mutación y adaptación a los entornos cambiantes y que afecta a la totalidad de la marca incluida sus elementos identificadores.
Cada paso nos aporta nuevas experiencias y conocimientos, no sabemos si el viaje es de ida o de vuelta o si volver es una forma de llegar, lo que si tenemos claro, es que la subida se asegura al caminar, y que no hay que dejar de buscar nuevas ideas, no abandonar.
Toda esta situación nos implica cerrar un libro para abrir otro y por este motivo el cambio es aprendizaje y vida, y es un signo de fortalecimiento de la Marca Personal.
Tenemos que conseguir controlar nuestros deseos de poder y dominio sobre los demás, y dejar de ver al ser humano como si se tratara de un objeto manipulable y caduco. Tenemos que aprender a tolerar, a comprender que nos poseemos la verdad absoluta, y tenemos que ser capaces de crear equipos más creativos, innovadores, basados en una mayor diversidad de los componentes y en un enriquecedor mestizaje de ideas, viéndolo como una ventaja no como un problema.
Como dice Albert Einstein: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Qué triste”.
Francisco Piñero