De la reacciones a la eliminación de España en el mundial y lo que dice de nuestra cultura organizacional y de la de nuestras empresas.
«El peor defecto de los españoles no es la envidia, sino el cainismo»
Stanley G. Payne
“Si nos levantamos bien temprano y curramos, somos un país imparable.”
Pep Guardiola
Nos ha derrotado Marruecos y Japón. Ninguno de los dos nos ha pasado por encima. Incluso parece que hemos mantenido el control del juego casi todo el tiempo. Nos ha fallado el cierre de la venta, meter gol. Evidentemente no es un éxito. Pero, ¿es para ver las criticas feroces que leo en Twitter, grupos de WhatsApp, etc.? ¿Podríamos pensar que hemos presentado un equipo joven? Se me ocurre que un equipo joven al que la presión en ciertos momentos da la impresión de que le ha podido (es cierto que también fallaron veteranos, los estados emocionales se contagian). Si fuera así lo único que podemos conseguir con esta actitud de ataque furibundo es hacer imposible el desarrollo de esas potencialidades que hemos visto. Sobre todo, si echamos al entrenador (en el momento de publicar este articulo el seleccionador nacional ya ha dimitido), pedimos la cabeza de la mitad de los jugadores. Imaginen los efectos de estas críticas en persona de 18-19 años. En resumen, lo que en unos años podría ser otra generación como la que gano la copa del mundo arruinada. Y no sería la primera vez que lo hacemos en este país.
Tenemos la tendencia de convertir la acepción 9 de la RAE de critica (juicio expresado, generalmente de manera pública, sobre un espectáculo, una obra artística, etc) en la 13 (Ataque verbal o comentario negativo)
Con lo anterior no digo que no haya motivo para la crítica y que no haya que aprender de los errores. Confieso que lo mío no es el futbol y quizás por eso me enfoco más en la reacción como organización que el juego de la selección. Lo que digo es que tenemos la tendencia de convertir la acepción 9 de la RAE de critica (juicio expresado, generalmente de manera pública, sobre un espectáculo, una obra artística, etc) en la 13 (Ataque verbal o comentario negativo). Y eso es un grave problema.
Habrá quien me diga que esto es el efecto de las redes y su anonimato, el espíritu cruel y salvaje de la masa. No lo creo, o mejor dichos los es si, pero es un además. Por desgracia he vivido esto mismo en muchas organizaciones. Es un problema cultural, de cultura de empresa, no de la saber quién es Goya o quien escribió el Quijote.
En España y en la mayoría de nuestras empresas tenemos una cultura que es tóxica en muchos aspectos. No digo que no tengamos virtudes, que tenemos y muchas, sino que hay aspectos en nuestra forma de relacionarse entre nosotros y con los resultados, en especial el fracaso, que nos impiden explotar nuestro gran potencial.
Estos aspectos son, en mi opinión:
-La falta de respeto. En especial hacia los que consideramos nuestros “inferiores”, nuestros empleados (los futbolistas y el entrenador de la selección). También hacia nuestros iguales o superiores si caen en desgracia, fracasan. En el fondo el equipo, esa gran familia que es esta empresa, el “yo soy español, español, español” se muestra una gran farsa en cuando vienen mal dadas. Se olvida de que a los que atacamos son de los nuestros y esas heridas no sanan. Resultado, el talento se nos va al extranjero o se conforma y deja de manifestarse.
-La fijación en el resultado y no en el proceso. Esta obsesión nos impide darnos cuenta de que construir un equipo, proyecto, organización, sistema es un proceso durante el cual lo importante es la mejora no el resultado a corto plazo. Como dice la canción de Carolina Durante “no sonamos mal, sonamos mejor que ayer”. Si el éxito llega de inmediato estupendo pero lo importante es consolidar una estructura que haga sostenible ese éxito en el tiempo. Tener objetivos estratégicos no solo tácticos.
-De lo anterior. La búsqueda siempre de lo negativo, del culpable, en lugar de ver lo que se puede aprender e incluso lo positivo que ha habido.
Con ese panorama como vamos a innovar, construir un futuro. Si no se admite no ya el fracaso, ni siquiera éxito moderado. Si vamos a machacar al caído. Si, en lugar de sentirnos parte del equipo solo estamos para las celebraciones.
Cambiar la nación de golpe va a ser difícil en el corto plazo. Ahora bien, podemos empezar por cambiar nosotros, por cambiar la cultura de las empresas y organizaciones.
En conclusión, sin un cambio cultural en empresas y nación seguiremos como vamos. Sobrevivimos, y no mal del todo, gracias a nuestras virtudes y a una materia prima humana de gran calidad, pero somo un coche acelerando con el freno de mano puesto. Vamos frenados por unos hábitos y un ambiente toxico. Cambiar la nación de golpe va a ser difícil en el corto plazo. Ahora bien, podemos empezar por cambiar nosotros, por cambiar la cultura de las empresas y organizaciones.
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