“Alrededor del planeta se intenta emular el ecosistema de Silicon Valley, pero ha sido durante este programa de inmersión y emprendimiento cuando me he dado cuenta que es imposible. Allí, los trabajadores se valoran como un activo. Cualidades como diversidad, tolerancia, cultura del fallo (celebran sus errores), Stanford, capital riesgo, talento que se reinventa continuamente, mentes abiertas al cambio, networking, coopetition (colaboración entre competidores) y decenas de características más, son demasiadas para lograr simularlas en otro lugar. El ADN del Valle y de San Francisco, se puede analizar y sintetizar, pero no duplicar. Durante la semana del programa, tuvimos reuniones con empresas líderes como Google, AirBnB o DocuSign y en otras, quizás menos conocidas, pero que trabajan todos los días para cambiar el mundo como Kiva.org o Imagine. Me emocioné viendo el garaje en el que Steve Jobs gestó el primer Apple junto a Wozniak (quiero dar las gracias a Enrique de la Rica, director del programa, por esta visita sorpresa), sentarme en el logo de Intel del museo del ordenador, pasear por Stanford, conocer de primera mano a empleados de StartUps con inversiones millonarias. Sin lugar a dudas, ha sido una experiencia única, enriquecedora y transformadora”