Siempre que mi madre me pregunta a qué me dedico le digo que ayudo a las empresas. Pero ella quiere ir un paso más allá, y su siguiente pregunta es: “¿Cómo puede un periodista ayudar a una empresa?”. Es difícil dar una respuesta concisa, pero lo primero que me viene a la cabeza para explicárselo es que el buen paño ya no se vende en el baúl. Hay que sacarlo, no solo a la calle, sino a los grandes centros comerciales del mundo para que todos vean que los materiales con los que está hecho son sostenibles; que en su fabricación se han aplicado criterios de I+D+i; que las personas que lo han hecho se benefician de políticas de empresa que les permiten conciliar vida laboral y personal; y que parte de los beneficios se reinvierten en RSC. Toda esa información, además, hay que proporcionarla en dosis pequeñas, marcando los tiempos, y a través de canales que lleguen a nuestro público objetivo.
¿Cuáles son esos canales? Hay muchas formas de llegar al público. Probablemente uno de los soportes de difusión a gran escala que más credibilidad otorga son los medios de comunicación convencionales, y más aún si logramos que nuestra empresa salga en la sección de noticias económicas y empresariales. Eso solo pasa cuando tenemos algo que contar que pueda considerarse importante, singular o novedoso. Y cuando sabemos trasladarlo en tiempo y forma. Un periodista recibe cada día decenas de noticias y, entre ellas, tiene que seleccionar solo cuatro o cinco para su publicación que son aquellas que considera más relevantes para sus lectores y con suficiente gancho.
Hace poco un amigo se preguntaba si tendría éxito un proyecto empresarial que acaba de iniciar. La respuesta estaba en los medios de comunicación, que en ocasiones actúan como un sofisticado aparato de medición de las probabilidades de éxito.
El proyecto fue trasladado a los medios y tuvo tan buena acogida que me atreví a decirle a mi amigo que su futuro pinta más que bien.
Si logras convencer a un periodista, con un sentido crítico ampliamente desarrollado, tienes la mitad del camino recorrido.
Nuestro primer público objetivo a conquistar son, a mi juicio, los medios de comunicación. Pueden ser muy buenos aliados en el camino hacia la consecución de nuestros objetivos y, además, otorgan una notoriedad y un prestigio que ningún otro canal puede superar. Eso si hacemos las cosas bien, es decir, si el paño es tan bueno que sus debilidades son invisibles.